1.Mudanza

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Me asomó a mi balcón, miro al cielo celeste a la vez que ojeo la novela de Megan Maxwell, yo siempre con mis fantasías románticas entre manos. Siempre en mi balcón, llueva, haga sol o nieve; con abrigo de plumas o con bata, con chanclas o botas. Miro a lo lejos y diviso aves, no sé bien si son palomas o cigüeñas, o quién sabe, aves tropicales impresionantes. Son diminutas a mis ojos cansados, del mismo color y volando en el mismo sentido. Me siento en mi pequeña banqueta de madera, ya estoy harta de estar de pie. No he calculado el tiempo que llevo leyendo, creo que desde las cuatro de la tarde y está empezando a anochecer. Continúo leyendo. Me encanta, transportarme a la playa donde la protagonista toma el sol y conoce a un macizo caribeño. Sigo leyendo hasta que el grito de mi hermana me despierta de mis pensamientos.

Katherine, la cena ya está lista!- dice con esa voz tan angelical y amable con voz suave que tanto la caracterizan. Me la imagino con los pelos despeinados, el cejo fruncido, la balleta en una mano y la otra apoyada sobre su frente, cansada y sentada esperándome.

Cierro mi libro por la página 83 y bajo las escaleras lo más rápido que puedo. Vivimos en un sótano la mayoría del tiempo, pero en la planta alta, aunque sea muy pequeña, aguardan mis lugares favoritos: el balcón, el mini huerto de hortalizas y mi equipo de música con dos pequeños altavoces. Es mi pequeño rincón, mi lugar donde evadirme de un largo día de clases, estudios, bibliotecas, más clases y trabajo.

Cenamos en silencio, mi hermana y yo nos moríamos de hambre, así que devoramos la sopa de ajos y la tortilla de patata. Ella es una gran cocinera, nunca se lo he dicho pero, siempre procura cuidar de mí cuando estoy estudiando, leyendo, bailando o evadiéndome del mundo en general.

Vivimos en una calle muy linda, con un pequeño parque lleno de niños ruidosos y grandes ventanales blancos por los que se observa la capilla de San Juan Bautista. Aunque en mi calle nunca pasa nada interesante, no me lo monto nada mal. Además del parque infantil, hay pasada una rotonda, una gran avenida con árboles y gente corriendo a todas horas.

Apenas hay gente de veinte años en mi calle, sólo personas mayores con perros y niños con perros, perros que se cagan por todas partes y a todas horas. Me gustan los perros, lo que no me gusta es tener que salir de casa guapa, arreglada y con mis botas favoritas...y pisar un truño más grande que mi pie. 

Mi vida es muy monótona, hago todo lo que hace una chica de mi edad. Estudio en la universidad, salgo con amigos, me divierto, conozco a chicos, escucho Reguetón, estoy viciada a las redes sociales y voy de vez en cuando a algún bar/ discoteca. Bueno, también me gusta leer, pero eso no lo hacen todas las chicas de mi edad. Aunque, sí me han roto el corazón varias veces, lo que subsana mi última manía/rareza. 

Hace meses, en vacaciones de invierno, solía bajar a la avenida para correr con auriculares, haciéndome la interesante durante quince minutos escasos, no más. Es curioso preguntarle a alguna amiga delgada si ella va a correr y te suelta que no ha corrido en su vida y yo pensando "Qué hija de puta", pero en vez de eso, le digo con una sonrisa "Pues qué suerte". La verdad es que salgo a correr porque dicen que es bueno hacer deporte y sinceramente me cuesta quedarme sentada haciendo tres horas seguidas trabajos para la universidad. 

Para ser sincera, es un milagro que haya llegado a la universidad. Por eso, cada día que me levanto a las seis de la mañana, en vez de maldecir, doy gracias a Dios por salvarme el culo tantas veces. Creí que entrar en la universidad sería algo al estilo americano, increíbles campus con gente tirada en el césped escuchando a The Weekend, atletas musculados dirigiéndose a la piscina privada, talleres creativos sobre cómo ser Dj en el siglo XXI, pellas día sí día también, compañeros buenorros en las habitaciones contiguas a la mía, clasescon profesores ilustres y aburridos...y todo ello intercalado con salvajes fiestas universitarias en las que te despiertas en la cama con tu compañera de piso semidesnuda y el capitán de balonmano de la universidad. Todo al estilo Last Friday Night de Katy Perry.

Sobrevivir a un vecino BUENORRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora