2. Maldito artist's booty

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Suena el despertador a las seis de la mañana. Sigo demasiado cansada para levantarme así que, Khris levanta las persianas con fuerza hasta que la luz me da de lleno en la cara. Aún así sigo acurrucada en la cama con mi almohada de terciopelo blanca. Suena en la radio Blinding Lights el remix feat Rosalía. Siento al oírlo que es una razón más para que acabe este año de mierda.

Me siento en la cama y me hago un moño choni mientras me visto a toma prisa. Cojo una medias negras semitransparentes y una falda color café de pana. Abro el armario y veo mi jersey de algodón limpio en una percha. Así que, me enfundo en él y como me está grande, dejo mi hombro derecho al descubierto. Ahora se ve mi tatuaje de dos pequeñas alas azules verdoso de libélula, por eso, me pongo mi bata vieja para que no lo vean mis padres.

Voy a la cocina con chanclas, ayer llovió pero hoy hace más calorcito. Me preparo mi desayuno detox: bebida de almendra y cereales bio, una tostada y una mandarina. Siempre creo disponer de más tiempo del que realmente tengo. Meto la mandarina en mi abrigo Northface y voy al tocador del baño.

Es una putada tener un baño para cuatro personas. Cuando voy a entrar alguien ya ha puesto el cerrojo. Es Kevin, mi padre supermolón. Supongo que se estará duchando, por eso, cojo mi neceser de maquillaje y me dirijo al espejo de aumento del altillo. Me echo rimmel, base de mquillaje, colorete, sombras y me perfilo las cejas. Es muy complicado encontrar perfilador de cejas pelirrojas, porque además lo necesito. El año pasado me diagnosticaron una enfermedad autoinmune por la que se me cae media ceja. Gracias a Dios que existe el maquillaje. 

Miro el reloj y ya son las siete y media. Me apuro si quiero llegar bien a la hora. Cojo mi bolso de marca blanca con mil carpetas, apuntes, comida, un miniportatil y tonterías que no me van a hacer falta (cepillo de pelo, toallitas de mano, tres tipos auriculares posiblemente estropeados). Me enfundo en mi Northface, cojo llaves, móvil y cartera. Doy un beso al aire y bajo las escaleras del portal a toda prisa. Hace meses corrí por estas malditas escaleras tan deprisa que me hice un esguince, así que procuro tener más cuidado todas las mañanas de Abril.

Salgo por la puerta principal de mi edificio. Mi calle siempre suele estar vacía, salvo a las 8 de la mañana. Me miro en la pantalla del móvil, hoy no me ha dado tiempo a peinarme y tengo un nido habitable en el pelo anaranjado. Me encuentro en el portal de al lado a Immad, el pintor buenorro que dibuja que te mueres. Encima es guapo.

-Buenos días KA- siempre me llama así. Ese apodo se lo ha inventado él y estoy apunto de fulminarle con la mirada, cuando una ventisca inesperada agita su melena dorada. Sus ojos se encuentran con los míos. Los suyos son raros raros. Parecen ojos de gato en cuerpo de humano, marrones y verdes y su tez es más bien oscura, debido a sus orígenes orientales.

-Hola, IM-se ríe y le salen hoyuelos en la cara. El cabrón tiene una sonrisa perfecta.-¿Cómo llevas el cuadro de las mariposas monarcas?

Immad me contó que en su infancia veía muchas mariposas y que desde entonces le fascinaban

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Immad me contó que en su infancia veía muchas mariposas y que desde entonces le fascinaban. Había estudiado Bellas Artes en su país, Irak. Pero que, por temas políticos, económicos y familiares había venido aquí a España, concretamente al taller de debajo de mi casa. 

Es un gran partido, eso ni lo dudo. Pero entonces, como siempre, tan oportuna, sale Fat o Fátima para aquellos a los que le caiga bien, si es que, hay alguien en este mundo que sea amable con una musulmana con pinta virginal pero con fama de fresca.

No tengo nada en contra de Fat. Bueno, sí, que sale con Immad. Mi casa linda a menos de 3 metros de su taller. Recuerdo que, hace casi un año, cuando empezaron a salir era insoportable. Y no me refiero a su perfecto cutis oriental, su melena larga y negra ni a su estilo endiosado de vestir. Me refiero a que cuando empezaron a salir, todos los viernes se escuchaban sus gemidos desde mi habitación. 

Aunque lo suyo no eran gemidos, se parecía más al sonido que produce un gato cuando lo están degollando y previamente, le están sacando las tripas para hacer paté.

-Ahí voy, voy a salir ahora a por material. ¡Qué buen día hace! ¿No te lo parece?- sonríe y mira al horizonte, al gran parque y al cielo que deja escapar los primeros rallos de sol.

-Sí, una mañana estupenda. Una pena que tenga que coger el metro, con luces LED y tenga 4 horas de clase, 2 soportando a la estúpida de Geografía.-respondo en tono sarcástico, hago aspavientos con las manos. Estoy intentando simular con mis dedos una pistola que apunta a mi cabeza mal peinada.

 Estoy intentando simular con mis dedos una pistola que apunta a mi cabeza mal peinada

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Immad me mira con esos ojazos y se ríe. Y, joe, ¿por qué tiene que ser tan atractivo? ¿No podía tener como vecino a un viejo embarazado que saliera al bar de la esquina a tomar cerveza día sí día también? 

Se da la vuelta y se dirige a la dirección opuesta al metro. Yo estoy rebuscando en los bolsillos de mi plumas los cascos de IPhone, mientras pienso en una gran canción motivadora para una gran hora, las 8 y cuarto de la mañana. Mierda, ya no llego.

Este guaperas siempre me hace llegar tarde. Me dispongo a darme la vuelta y no puedo no advertir cómo le quedan los vaqueros rotos. Le hacen muy sensual y por un momento, no puedo evitar despegar mis ojos caramelo de su trasero. Entonces, ¡mierda! se gira. Me pongo roja, me meto los auriculares en los oídos, me doy media vuelta y bajo hasta el metro.

Maldito Immad y maldito botty's artist.

Maldito Immad y maldito botty's artist

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Sobrevivir a un vecino BUENORRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora