El chico del paraguas (PAUSADA)

O1

Okey aquí les va una joya....Nah no xddd

(EDITADO)
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Beatriz Quagmire y Reginald Hagrevees, solían ser muy buenos amigos en la preparatoria.Los mejores amigos científicos quienes los demás hacían menos. Querían estar siempre juntos para poder seguir con sus experimentos privados, y la mejor opción fue hacerse vecinos.

El señor Reginald a partir de los 30 comenzó a hacerse más extraño e incluso se alejó inexplicablemente de ella. Dejando de lado aquella promesa que habían hecho en el parque a sus 19 años de edad: "Nunca nos separaremos". Y eso no es todo, joder no, su comunicación se había esfumado.

- 1 de octubre 1950 -

Un día como hoy, el señor Reginald al fin se había convencido de volver a reencontrarse con su amiga. Aprovechando el cumpleaños número 13 de sus hijastros.

-¿De verdad tengo que ponerme este horroroso vestido?- Alison (Número3) gritaba llamando la atención de todos desde su cuarto.

-Esta bien, usen su aburrido uniforme, no quiero peros- Respondió el señor dirigiéndose a las escaleras para bajar de ellas y comenzar a esperar inpacientemente a su invitada especial.

-Te lo agradezco ALISON-
Se atrevió a decir Diego(Número2).

-Cierren la boca, no fue su culpa- Reprochó Luther(Número1).

Mientras tanto, en la casa de su queridísima amiga no estaba tan tenso el ambiente, solo ciertos cables que debía conectar.

-Camila volvió a tomar mi perfume- Gritó una chica castaña por cuarta vez llamando la atención de su madre.

-Camila dale el perfume a tu hermana por favor, llegaremos tarde y no quiero problemas- Contensto angustiada.

De alguna forma Reginald y Beatriz habían perdido contacto, y con el paso del tiempo, había una gran barrera que les impedirá hablar bien y con seguridad; la Incomodidad. La famosa incomodidad digo, ¿A quién no le pasa?.

Beatrice y sus hijas salieron de la casa, solo tenían que dar algunos pasos tocar la puerta y esperar pacientemente a que su viejo amigo la recibiera. Era pan comido.

Era fácil de decir pero difícil de hacer.

-Niñas antes de que entremos por favor no me hagan pasar vergüenzas- Pidió la mayor tocando el botón del timbre.

-Es la primera vez que mamá nos pide algo así, creo que en verdad esto es importante- Camila habló.

-Claro mamá, cuenta con nosotras...pero sabes que me descontroló si encuentro con quien desatarme- Respondió la menor en un tono burlón, recibiendo una mirada desaprobatoria de su mamá.

La puerta se abrió y dejó ver a un hombre de 40 a 47 años.Era alto, delgado y vestía de un traje negro.Al recibirnos no sonrio, en cambio; solo asintió y nos dejó pasar.

-Tanto tiempo Reginald- Hablo Beatrice entrando y observando el lugar. Aquella fachada parecía ser una mansión enorme, con muebles totalmente finos e interesantes.

-Lo mismo digo, veo que al final si encontraste tu media naranja- Dijo el señor observandonos de reojo a las chicas, rió junto a Beatrice en un ambiente incómodo.

-¿No nos vas a presentar?- Pregunto Camila desesperada.

-Oh lo siento, Reginald creo que ya te diste cuenta de la presencia de mis hijas, Camila y Violet.

-Un gusto señoritas, veo que Camila pasa de 18 ¿o me equivoco?- Preguntó mientras se acomodaba el saco. -Bueno, por lo visto solo Violet se divertirá, esto solo es una pequeña merienda por el cumpleaños número 13 de mis hijos- Respondió seco.