"-Hen, ambos sabemos que lo único que estás haciendo es lastimarte, no puedes seguir así, sabes que es por tu bien...
Escupieron los labios ajenos ante mi difícil comportamiento, era lo mismo cada semana. Todos los jueves era la misma tontería, pero aun así le prometí a Charlotte que me cuidaría y que seria mas consiente con mi salud mental. Sin muchas ganas de continuar la conversación desvié la mirada hacia aquella pared blanca con una especie de decoración color menta, la cual tenia solo una pequeña ventana muy alta, como si fuese un ducto anteriormente y en ves de reparar la pared dejaron esa pequeña e insignificante ventana, trate de mantener mis emociones en su lugar lo cual no puedo hacer por la simple y tonta razón de que no he tomado mis medicinas en dos semanas.
Sin éxito alguno a finalizar la sesión, de mis labios comenzaron a salir palabras que mi cerebro muchas veces no comprendía, quejidos salían de mis labios, balbuceos sin sentido y algunos sonidos que representaban acciones y complementaban a la historia que mis oídos nunca podían volver a escuchar, por más que quisiera entenderme, mis propios oídos separaban mi atención de lo que yo mismo decía.
-Se que debo hacerlo, pero simplemente no puedo, ya no quiero dormir, estoy harto de tener que revivir lo mismo todas las noches... hace mucho que su voz no me relaja y siendo honestos tengo miedo de volver a cometer los errores del pasado y hacer que se aleje de mi.
Soltaba algunos suspiros de cansancio mientras mis manos acariciaban mi frente, desde el centro hacia los lados, mis ojos comenzaban a arder y su voz repitiendo aquellas palabras me destrozaban por completo, no podía seguir pensando en el, no tenia porque.
-Es mejor que dejemos la sesión por hoy, le diré a mi secretaria que te entregue una receta nueva y me voy a asegurar con tu pareja y hermanos que estés tomando las cosas nuevamente y que le des seguimientos a todos tus ejercicios. No puedes seguir en el pasado Henry, Tienes que entenderlo.
Mi psicóloga terminó la sesión, tome un pequeño dulce de menta como siempre y salí del consultorio hacia le entrada, me dirigí a la recepción y tomé aquel pedazo de papel con variedad de medicamentos que debía volver a ingerir. Al salir de aquel lugar sentí como mi celular comenzaba a vibrar en mi bolsillo, sonreí al ver el nombre de mi pequeño, respondí el teléfono de inmediato y sentí una gran felicidad al escuchar su voz.
~ ¡Papá!
Escuchar esas palabras siempre me causaban una sensación tan cálida y tan hogareña que nunca he podido describir y mucho menos comparar, escuché atentamente a mi pequeño leo.
~¿Aún nos veremos en el restaurante del tío Zeus? Klaus y yo queremos presentarte a los gemelos, hace mucho tiempo no te veo y me gustaría que está vez si se pueda cumplir.
La voz de leo me delataba que este estaba sonriendo, en cuanto dejó de hablar y de forma casi inmediata confirme mi asistencia en el restaurante de mi hermano mayor. Conversé con el de cosas bastante superficiales puesto que a ambos nos gustaba hablar de cosas más profundas en persona, eso era algo que tenia parecido a mi, de ahí en fuera era idéntico a Veden, su otro papá, cada palabra, expresión, gesto e incluso físicamente, era un mini veden. Al llegar al restaurante fui guiado hacia la mesa que habíamos reservado, viendo a mi pequeño, el cual era mayor, estaba casado y acaba de tener hijos, igualmente, siempre sería mi niño pequeño... Leo era bastante alto, media 1.80 aproximadamente, era de complexión común, era algo musculoso, pero no lo suficiente como para que se le marcaran los músculos, su rostro era algo alargado, sus labios eran medianos y formaban un pequeño corazón, su nariz era recta, tenia ojos cafés y su cabello estaba teñido de negro. A comparación de su esposo, el cual era levemente más bajo que el, con una complexión un poco más atlética, con hombros gruesos y cintura delgada, su rostro era mas ovalado, tenia una nariz un poco pequeña, pero se veía bien, sus ojos eran verdosos y su cabello estaba teñido de un blanco grisáceo. Ambos estaban sentados en sillas rosas pastel, cada uno en una esquina de la mesa cuadrada con decoración de madera gris y detalles rosados bastante elegantes, cargando a un gemelo respectivamente. Con notable emoción me acerqué a los ajenos, extendiendo mis brazos una vez estaba en la visión de leo, el cual con mucha delicadeza dejó a su hijo en su carrito y con gran velocidad corrió a abrazarme con fuerza, correspondí al lindo abrazo y con una leve risa alcé una de mis manos saludando a un risueño y enternecido Klaus."
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𝐌𝐜𝐂𝐚𝐫𝐭𝐧𝐞𝐲'𝐬 𝐋𝐞𝐠𝐚𝐜𝐲
Fantasy*en remodelación* Una familia. Nueve hermanos. 10 capítulos. Sus inicios. Aviso: La historia contiene mención de temas sensibles. (Historia de fakeland)