El agente 707 suspiró cerca de la ventana, el vaho empañó el cristal con sabor a melancolía. Estaba nevando el día de Nochebuena y, como todos los años, se quedaría encerrado trabajando. Para su suerte no estaba solo, Miss Vanderwood estaba atrapada con él. Limpió el cristal con los dedos para volver a mirar fuera, la calle estaba repleta de gente caminando bajo la gentil nevada. Algunas parejas iban del brazo, había niños jugando a la guerra de bolas de nieve y otras personas caminaban solas, hablando por celular y con un paquete que seguro contenía algún regalo, vino o un pastel navideño. Volvió a suspirar y el vaho pintó nuevamente la ventana. No se molestó en limpiarlo esta vez, simplemente se quedó viendo a la nada.
Extrañaba por sobre todas las cosas a su hermano, esperaba que las festividades que no había podido pasar con él estuvieran llenas de amor, alegría y sus comidas favoritas. Tomó distraídamente la botella de PHD. Pepper en el estante a su lado, la destapó y la alzó ligeramente sobre su cabeza.
- Salud, Saeran – dijo antes de darle un sorbo que le supo amargo en lugar de dulce -. Espero que este y los años futuros seas muy feliz, trabajaré duro para que eso suceda – un par de lágrimas quedaron atrapadas en sus pestañas antes de sollozar en silencio -. Feliz Nochebuena, hermanito -.
Vanderwood torció la boca y casi deja caer la bandeja con galletas de jengibre recién hechas. Todos los años quedaba atrapado con el agente en su casa y lo veía llorar antes de la media noche para después volver a trabajar como si nada. Siempre hacía el mismo brindis y se lo dedicaba al hermano que no había visto en años. No quería admitirlo, probablemente nunca lo haría en voz alta, pero le daba pena ver a su compañero tan deprimido. Aunque se mostrara reacio a expresar sus verdaderos sentimientos, Vanderwood se preocupaba por él. Incluso ahora, había decidido preparar unas galletas para ver si podría alegrarlo, pero el ritual melancólico empezó temprano.
- Si tienes tiempo para llorar, tienes tiempo para trabajar – exclamó groseramente para sacarlo de su estupor. Seven se sorprendió y casi se cayó de la silla -. Más te vale terminar este trabajo en media hora porque, sino, vamos a tener problemas. Después de eso, puedes hacer lo que se te antoje. Yo me encargaré del resto – se acercó y asentó la bandeja con aparente descuido en el escritorio donde estaba la computadora. El agente quedó boquiabierto -.
- Señorita Mary Vanderwood es usted muy generosa al darme galletas y una noche libre, pero creo que le ha faltado el chocolate caliente – los dientes de Vanderwood rechinaron, sabía que Seven lo estaba molestando y él detestaba cuando lo hacía -. El saber que al menos a una persona no le soy indiferente es un consuelo, gracias – eso lo tomó por sorpresa. El agente le sonrió, pero la alegría no llegó a sus ojos, solamente la sincera gratitud -.
Volvió a torcer la boca, no estaba acostumbrado a que Seven se pusiera tan serio. En su pecho se extendió una calidez que hacía mucho no sentía. Habían trabajado juntos por años y nunca le había dado las gracias como ahora. Vanderwood consideraba a 707 como a un hermano menor al cual tenía que cuidar y obligar a hacer sus tareas, hasta se llevaban como familia al agarrarse de las greñas a cada rato.
- Solo termina el trabajo y lárgate a caminar o algo, te van a salir setas por estar todo el día pegado al computador – bufó fingiendo enojo, ese acto practicado le salía muy bien -. Seguro tienes las nalgas planas por estar sentado todo el día -.
Seven se carcajeó. Vanderwood aprovechó el momento cuando se retorcía en la silla para sonreír satisfecho. Al menos, lo había hecho reír. Le sabía mejor aguantar al Seven diablillo que se la pasaba haciendo bromas que ver impotente cómo Luciel se hundía en la apatía.
- Como sea, termina y lárgate. Te espero aquí antes del amanecer – se sentía extrañamente generoso, así que le dio un periodo bastante largo para perderse como se le diera la gana -. Y cuando vuelvas, me aseguraré de que trabajes como esclavo, ¿entendiste? – Seven sonrió, después de tantos años se le había hecho fácil leer entre líneas -. ¡Y NO ME DIGAS MARY VANDERWOOD! -.
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Bajo el Muérdago
FanfictionSeven siempre se ha sentido infeliz en Nochebuena, no tiene una razón para celebrar. Pero por primera vez tiene una noche libre, ¿qué será lo que le deparará esta noche? Tal vez descubra emociones fuera de la tristeza que nunca se imaginó fuera mere...