(Versión moderna)

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ACTO V, ESCENA III

ROMEO: Toma  en tus manos la bolsa que te he entregado y huye, por compasión. Nadie más que yo verá el cruel destino que la muerte ha otorgado a mi amada Julieta. ¡Oh, mi dulce dama!

BALTHASAR:Ya me marcho señor. No habré de molestaros.

ROMEO:¡Tú, fauce abominable! ¡Tú, vientre mortal que te saciaste con el bocado más hermoso de la tierra! Así te obligo a abrir tus quijadas podridas y a engullir, muy a tu pesar, más alimento.

(ROMEO abre el sepulcro.)

Julieta, fruto marchito de una vida no vivida, víctima de aquello que no conoce la razón, delicada llama que encendía en mi cuerpo la pasión, ahora yaces sobre las brasas del amor que te dio la muerte. Maldigo una y mil veces la osadía que te arrebató de mi corazón dejándome la soledad por compañera. (Se escuchan unos ronquidos) Deseo tanto morir junto a ti, esposa mía, que en mi mente retumban sonidos del más allá. (Llora) Besaré por última vez tus hermosos labios y me llevaré de ellos tu alma en un sorbido. La encerraré junto a la mía en un sepulcro, que guardará juntos nuestros cuerpos toda la eternidad.

(Se agacha y la besa)

¿Qué ha sido de tus labios y tus tímidas mejillas? No son los mismos que ayer rocé. Su tacto fino y pueril, ahora es áspero y rugoso.  La ruina se refleja en tu rostro caído.

(Julieta emite un fuerte ronquido y  despierta. Ve la cara de ROMEO)

JULIETA: Amado mío, bien poco muestras que me amas dejándome aquí tan largo tiempo. Pude morir esperando...

ROMEO: ¡Julieta, esposa mía, estás viva!

JULIETA: Romeo, tienes una lógica extraordinaria: sí estoy viva, viva estoy.

ROMEO:Por dios te digo que me habían jurado que no. Has resucitado mi ser con tu repentina vida. Ardo en deseos de besarte.

(La besa apasionadamente)

JULIETA:Querido esposo, me vas a dejar sin aliento. Hoy te adivino más fogoso que ayer.

ROMEO:Sí, lo estaba, mas Julieta, ya no tengo tal afán. El roce de nuestros labios ha dejado en mi boca dolor. ¿A caso os crece barba?

JULIETA:De noche a día, cuando no me afeito. Como decía mi abuela: el tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para quienes no son imberbes el tiempo es un suspiro de brevedad. ¿Es eso un impedimento a nuestro amor? Me prometiste fidelidad ayer noche.

ROMEO:Escúchame bien, amada Julieta, pues te he de decir algo sumamente importante. Yo no te amo, te adoro e idolatro la belleza que veo en tus ojos cada amanecer. Jamás la llama de mi amor se apagará, sin embargo, te imploro que no descuides tu afeitado otra vez, por compasión.

JULIETA:¡Qué alegría, qué dichosa soy! Si no pones reparos a mi barba, no los tendrás en descubrir una parte de mí oculta al mudo.

ROMEO:No tengas miedo en confiarme tus más oscuros secretos, yo te comprenderé y mi amor aumentará.

JULIETA:Muy bien (Cambia el tono de su voz.) Yo no nací hembra, nací  varón. ¡Soy un hombre!

ROMEO:¡Oh, amor poderoso! Que a veces hace de un hombre un idiota y otras, de una bella dama, un travesti barbudo.

JULIETA: Yo no lo habría descrito mejor, mi amor.

ROMEO:¿Julieta, delicada flor, he oído bien? Por favor, no mancilles así el amor que te tengo. No juegues con la verdad. ¡Además, no puede ser! Nuestra noche juntos, rebosante de pasión...

JULIETA: Querido Romeo, que ingenuo eres. Pasión fingida pues soy muy buen actor. Perdono tu torpeza y entiendo que no tengas experiencia en este campo de la sexualidad, aunque, de todas formas, debes apresurarte a desarrollar tu técnica. Si sigues así, no le llegarás al nivel Fray Lorenzo.

ROMEO:¿Todo ha sido un engaño? Tu amor por mi era deseo y no llegabas al matrimonio pura. Fray Lorenzo te conoció antes que yo. Yo venía en busca de la muerte... Aquí me encuentro un tormento mayor.

JULIETA:En todo caso, no llegaba puro, te recuerdo que soy un hombre. Y, por favor, trata de comprender; Fray Lorenzo es muy atractivo los fines de semana y pecar, es una sensación muy bonita después de misa. Hasta lo recomiendan para la salud.

ROMEO: ¿Julieta o Julito? Ya no sé a quién le he entregado mi amor. Desesperado por la pena llegué aquí con la intención de suicidarme y de aquí me voy, loco y desorientado, pues tu cambio de acera ha dejado mis sentidos aturdidos. El destino se ha burlado de mi y debo aceptarlo. A  ti ya no te puedo tener, si embargo, fiel te seré. Ahora muero. (Bebe de un frasquito y muere.)

(Llega PARIS y encuentra a ROMEO en el suelo.)

PARIS:Julieta, Romeo ha muerto por mi torpeza. No llegué a tiempo, no le dije que dejamos de ser amantes el año pasado y que ya no poseo tu cuerpo. (Llora.) Lo siento.

JULIETA:No te preocupes, eso no lo sabía. Ha muerto por otra causa diferente. No ha soportado la idea de haberse casado con un hombre ya mancillado. ¡Terribles principios!

PARIS:¿Un hombre? Ya comprendo la locura cometida, cuyo dolor comparto yo también. El pecho me duele como premonición de mi fin.  ¡Adiós! (Muere.)

JULIETA:¡Qué puercos eran los dos! Dentro de poco una aroma inundará la sala indicando la putrefacción de sus cuerpos y la sangre, que brota de la herida abierta en la cabeza de Paris al desplomarse, será insoportable. Mis tímidos orificios nasales no lo soportarán. Me niego a limpiar este estropicio. ¡Me voy! (Hunde un puñal en su pecho y muere.)

(Llega corriendo FRAY LORENZO.)

FRAY LORENZO:¡Dios! ¡Dios! ¿Qué sangre es la que tiñe el mármol de la entrada del sepulcro? ¿Y este puñal, manchado y sin su dueño que yace desvaído en este lugar santo? ¡Julito!... ¡Oh, esa palidez! No puedo vivir sin él. Saldré de este mundo mediante el arma que le dio la muerte. (Coge el puñal y se mata.)

(Entra un guardia.)

GUARDIA:¡Triste espectáculo! Todos han muerto hoy  en Verona. Yo confiaba en el corazón de estos jóvenes y sólo Romeo lo usó para amar. Él ha tenido una muerte digna. Julieta simplemente lo utilizó, fue un objeto de deseo en sus manos y aun así, él la amó. La historia de Romeo y Julieta no será recordada como una historia de amor. Pasará a la historia como una relación que duró tres días entre un ingenuo que se enamoró de un hombre y un hombre que se vestía de mujer, que además, causó siete muertes. ¡Despiadado, amargo final!

Romeo y Julieta, media hora más tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora