Era temprano, me desperté porque ya no podía dormir mas, solo tenia pesadillas y pesadillas donde aparecía él.
Mire la hora, eran las cinco de la mañana.
Bieen! -pense- a ver que hago yo despierta un domingo a las cinco.
De repente baja mi madre por las escaleras.
- ¿Que haces despierta a estas horas?
- ¿Que haces tu despierta también?
- No podía dormir.
- Pues vamos bien.
- Lucia, desde que tu hermano murió...
- Mama, no hables de él.
- Hija, tienes que salir a la calle, con tus amigas, respirar aire puro... levantar cabeza.
- No hace ni una semana que se murió mi hermano y pretendes que levante cabeza, pues no puedo, ¿sabes? Tengo un vacío insoportable por dentro y duele, duele que mi hermano se haya ido de esta forma y tan pronto, sin poder despedirme de él.
- Lucía era mi hijo también, me duele su muerte pero por eso mismo no puedo pensar que tu estés sufriendo tanto, porque me preocupo por ti y quiero verte salir, entrar.
- No me entiendes...
- No, no te entiendo y por eso mismo esta tarde vas a visitar a un especialista para que él te ayude.
- ¿Osea un psicólogo no? Y que quieres, ¿que le cuente que un borracho que iba conduciendo lo mató? -el vacío producido por la nostalgia empezó a apuñalarme desde dentro, haciendo que un dolor agudo se apoderase de mi- ¿que me he quedado sola en este mundo? ¿que mi hermano era mi todo y ahora nada?
- No te pases...
No lo aguantaba mas, no podía seguir hablando de el.
Me fui a mi cama, a llorar, no quería ver a nadie, ni hablar con nadie solo quería desahogarme.
De repente alguien llamó a la puerta...