Ella

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(Si queres podes poner la canción para ambientar un poco)

Este lugar para mí  ya no va a ser nunca igual, desde que ella ya no está el monte perdió su color. Es más, todo ahora es descolorido y triste. No puedo pasar por allí sin romper en un llanto desconsolado, gritar como un desconocido y sentir como si me estuvieran pasando agujas por la garganta. La gente suele mirarme y juzgar mi comportamiento, dicen que debería superarlo, que ya pasó, que no puedo hacer nada, que me hago la víctima...

Ella era la única que me entendía, y me brindaba amor, la única que no me juzgaba por lo que soy y por lo que siento. Yo la amaba, la amo y la amaré siempre, en ésta vida, en la siguiente y en la próxima. Al final del día ella era mi hermana, siempre me apoyaba. Hoy que sería su cumpleaños estoy aquí en el maldito banco del maldito monte en el que ella solía pasar las tardes. La extraño demasiado como para seguir con esto. Me tiro al piso y aferro mi cuerpo al pasto mientras miro las manchas de sangre que aún están en la parte inferior del asiento. Yo soy el único culpable de que ella no esté aquí conmigo, respirando y riendo. Mis pensamientos traicioneros me llevan de vuelta a esa noche tan tétrica, oscura y fría; al bar en el que celebrabamos mi recibimiento de la facultad de medicina. Recuerdo exactamente como fue la entrada de aquella mujer al recinto, dejó a varios hombres encantados. Lo que más me llamó la atención en el momento fue que se acercó a nosotros y comenzó a incitarnos (sobre todo a mí) a que bebieramos. Al cabo de una o dos horas, sinceramente ya no lo recuerdo, estaba muy borracho, apenas podía coordinar un andar poco estable y casi no podía pensar. Nos llevó a los dos hasta este monte en medio de la nada, mi hermana se había sentado en el banco a respirar un poco, si bien no bebió mucho aquella noche, ella no era especialmente resistente al alcohol. Después de eso todo pasó demasiado rápido, la mujer desconocida sacó dos armas (vaya uno a saber de dónde) y nos apuntó. Yo siempre fui una persona paranoica, enfermiza y débil, por esas cosas fui acosado y rechazado por muchas personas de mí alrededor, debido a eso mi padre a los diecisiete años me dio un arma que actualmente llevo conmigo a todos lados llegado el caso de que necesite defenderme. Mi padre estaba desesperado, yo como futura cabeza de la familia debería tener una presencia dominante y una figura inamovible, ¿Qué clase de hombre seria si no fuera así? Después de todo es lo que se espera de nosotros. Él quería que me defendiera, que pusiera un alto al acoso que recibía por mí debilidad. O bueno… eso le decía yo, sí, me rechazaban pero no por las razones que mi padre creía, mis compañeros lo hacían debido a que descubrieron de alguna manera una faceta de mí que no está bien, que es un defecto y una enfermedad mental… eso dicen, igualmente no lo creo, ¿Cómo puede algo que se siente tan bien ser tan malo? Lo que en realidad sucede, la raíz de mis problemas y la causa de la muerte prematura de mi hermana es mi inadecuada atracción por otros hombres, es humillante admitirlo aunque sea en mis pensamientos. Ahora que lo pienso pobre mi padre, dos hijos fenómenos, uno homosexual y la otra una mujer con actitudes masculinas, digo esto de mi hermana ya que nunca o sea NUNCA se comportó como una señorita, por ello recibió unos cuantos golpes, iba desde sentarse con las piernas abiertas, usar pantalones, negarse a cocinar y limpiar y hasta querer ir a estudiar, yo la apoyaba, ella lo hacía conmigo y lo menos que podía hacer era devolverle el entendimiento. Ella ante mi debilidad, acosos y su forma masculina de ser fue la que se encargó de defenderme hasta que mi padre tomo las riendas del asunto. Volviendo a sumergirme en los recuerdos deprimentes de esa noche la historia sigue asi…

En ese momento tardé un poco en recordarlo pero ni bien lo hice desenganche la pistola del cinturón. La mujer se sentó al lado de mi hermana agarrandola del cuello, cosa de que no pudiera escapar. Ahogué un grito y dije.

-¿Por qué nos haces esto? ni siquiera te conocemos, no te hemos hecho daño alguno, por favor déjanos ir-

-Es cierto, no me conocen y no los conozco, tampoco me interesa hacerlo. Pero me han encomendado la tarea de matarla. Así que si aprecias la vida que aún tienes por favor apártate, creeme cuando te digo que  tu muerte no pesara en mi conciencia.

Tras eso sucedió algo que no logro visualizar muy concretamente, no sé si mi hermana golpeó a la ... ¿sicaria? si creo que eso era. O si ella fue la víctima del golpe, a estas alturas eso ya no importa, el hecho es que  la mujer  soltó las pistolas para golpear a mi familiar y ese fue el maldito momento en el que yo disparé. La asesina usó el cuerpo de mi ser más querido como escudo, lo que resultó en la muerte de una joven de dieciocho años. La mujer corrió, aprovechando mi momento de shock. Lloré mientras la sacudía y no respondía, grite con todas mis fuerzas pero nada sucedía. La agarré a upa y como pude la llevé hacia el hospital más cercano, pero no se pudo hacer nada ya que desde el inicio lo que estaba cargando era un cadáver.

Cierro los ojos y la veo, siento mis mejillas mojarse. De repente las lágrimas dejan de caer y desengancho el arma del cinturón nuevamente en el mismo lugar. Ya no tengo nada para hacer en este mundo, nadie me acepta, todos me juzgan y ya no puedo con tanta presión, siento los hombros cada vez más pesados. Quizás así vuelva a encontrarla y podamos estar juntos nuevamente. Apunto el arma a mi cabeza, quito el seguro y antes de presionar el gatillo suelto las que serían mis últimas palabras.

-Espero renacer junto a ella en un lugar y tiempo donde no me juzguen por amar a un hombre como yo, en el cual ambos podamos ser libres de cuerpo y alma. Espero que después de esto todo sea felicidad, y sobre todas las cosas espero que ella siga siendo la misma mujer alegre, valiente y adelantada a su época que fue siempre, te amo hermana, te amo demasiado como para vivir una vida sin ti.- tras eso disparé y lo demás fue oscuridad.

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