Niños

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―No es justo, Krampus, dame otra oportunidad. ¡Me portaré bien este año y ayudaré a papá en todo lo que necesite! No me lleves, por favor.

 Krampus lo pensó unos instantes, pero luego dirigió una mirada triste a la muchacha. Aunque en realidad no quería arrastrarla consigo, simplemente no se trataba de algo que él pudiera decidir, sino de algo que tenía que hacer. Y la verdad es que Katherine había sido una niña tan malcriada últimamente que no había otra opción.

 Extendió la mano huesuda para hacerle ver a la chica su decisión. Ella asintió, resignada y con lágrimas en los ojos.


 En aquel momento, la anciana vecina Rose observó desde su ventana cómo dos niños pequeños se tomaban de las manos y se desvanecían en la mitad de la noche, rodeados por una columna de fuego que nadie más podía ver.

KrampusnachtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora