Prólogo.

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Dos dividido en uno.

Alrededor de la década del 1870, Busán le dio a la familia Park un hogar donde recomenzar su vida luego de que estos decidieran que Seúl ya no tenía nada bueno para ofrecerles. Sólo les tomó cinco años y medios reestablecer su negocio desde donde lo habían dejado antes de partir. Al comienzo había sido difícil pero tenían una unión que atravesaba cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

El hospital Clementine, la joya de la familia, había empezado a construirse a comienzos de la primera mitad del siglo por el gran alfa, Park Haejin. Aunque el hombre había nacido en Nueva Zelanda, vivió toda su vida en Corea hasta que, a los 19 años se fue a Inglaterra a estudiar medicina, y volvió a su país natal a sus recién cumplidos 34 años con la firme convicción de que había nacido para ayudar a las personas y otorgarle la ayuda que les fuera necesaria, que dedicaría su vida a buscar la solución aunque le llevara toda su vida conseguirlo.

Decidido a todo, convenció a su esposa, quien que conoció en Seúl años atrás en unas vacaciones que había tomado junto a su familia antes de volver a Inglaterra (y que gracias a todos los dioses, había estado de acuerdo en seguir en contacto hasta que él le pidió que se fuera a vivir a su lado y comenzar una familia juntos), de fundar su propio hospital en la capital del país que los vio nacer. Así que, Park Haejin junto a su esposa y su pequeño hijo que a penas superaba el año de vida, pisaron Corea con sus planes a punto de realizarse.

Fue entonces, en el año 1872, que el sucesor de Haejin, Park Hyunsik, su hijo, decidió llevar su reconocido legado a la gran ciudad de Busán. Su padre había fallecido hace algunos atrás y al poco tiempo su madre, Bae Joohyun le siguió. Había sido muy difícil para sus padres continuar con el hospital luego de que su hermana, Park Minyoung, falleciera a muy corta edad, pero fue en ese momento en que decidió que daría todo de sí mismo por ver crecer el lugar que su familia amaba, y no dudó ni un solo minuto en llevarlo a la ciudad donde su pequeño ángel deseaba vivir en un futuro. En cuanto notó que Seúl le estaba quitando la paz que tenían, optó por mudar su familia y sus sueños a donde el creía que estaba la calma que buscaba, y no se había equivocado.

Los años pasaron y el árbol genealógico se fue agrandando de a poco, dejando en evidencia que las probabilidades de que un Park trajera al mundo a una mujer eran muy pocas, y que cada tres generaciones nacían mellizos o gemelos y que la descendencia de uno (o ambos) también se repetiría la historia.

El legado familiar fue pasando de líder a líder hasta llegar a las manos de Park Chanyeol, quien se había casado a una muy temprana edad con su novia de años para poder tomar el mandato del hospital en el momento que llegara a ser necesario, puesto que su padre, Park Jungmin, estaba mal de salud y no creía poder soportar el peso de llevar tal responsabilidad en su espalda.

Chanyeol se había resistido a la idea de tomar el título, no se sentía en absoluto listo para aquello, recién se había recibido de medicina y terminado su especialización de oncología, pero su hermano, Jihoon, le había hecho entender de alguna manera que no había nadie más apto para tomarlo que él, que no tomara todo el peso porque él también estaría allí, ejerciendo su labor a su lado.

Creía que la vida no podía ser mejor para él pero pronto su esposa, Mijoo, le hizo ver que se equivocaba. A comienzos del año 1995 le dio la increíble noticia de que el apellido Park se agrandaba y se sumaban dos integrantes a la fórmula. Había olvidado por completo aquella locura que sucedía en su familia con respectos a los embarazos dobles, siempre había oído historias de partos gemelares que se daban cada dos generaciones, pero en su familia era cada tres y por partida doble. Aunque, si le preguntaran, habría jurado que su hermano sería quién diera a los genios de su generación.

Un mismo todo | yoonmin - woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora