Había una vez hace mucho, un duque que estaba enamorado, no, obsesionado de la esposa de su mejor amigo a quién asesinó para en un futuro obtener el destrozado corazón de la condesa.
"Oh, mi bella estrella. Me duele verte llorar por quien consideré un hermano, dejas caer lágrimas de sangre por el traidor que te apartó de mi lado. Pero el destino nos juntó una vez más, mi amor."
Tres años fueron pasando y el luto ya habría terminado, aquella hermosa mujer quién de negro vestía a blanco cambiaría. Como si fuera digno de la futura duquesa, la boda fue celebrada de gran manera; en su rostro una sonrisa poseía, pero la tristeza y el dolor en sus ojos azules aún abarcaría. En sus pensamientos no se encontraba su ahora esposo, si no quién fue primer y único amor.
"Oh, mi amor. En esta vida me has dejado atrás, te prometo que Dios nos dará otra oportunidad, se que pronto a mi lado nuevamente estarás. "
Llegó la noche, el momento más esperado para el duque, su ansiedad y deseo eran más grandes que su ego y un beso de ella fue suficiente para desatar la bestia que yacía en su interior, la bestia que causaba los más prohibidos sueños con su amada. Esa noche su anhelo más profundo se habría vuelto realidad.
El sol entraba por la ventana y de tan sólo recordar, le hacía querer más; todo lo sucedido esa noche se repetiría una y otra vez durante una semana sin parar. La pareja habría regresado de su luna de miel, pero esa no sería excusa para dejarla ir, tendría que hacerla suya hasta satisfacer sus deseos.
La ahora duquesa, quién a los ojos de la sociedad era feliz, a puerta cerrada no lo era. Su corazón dolía y su mente se corrompía con el pasar del tiempo, porque el tiempo era su mayor verdugo y la muerte su única salvación.
Se dice que el cielo llora junto con la persona que lo provoca. Sobre la rama de un árbol bajo las estrellas, con una cuerda de seda blanca de tres yardas, dijo adiós a la vida y hola a la muerte. Con la luna como testigo y la noche como cobijo, las estrellas cayeron y con ellas el cielo.
El duque devastado se encontraba y al poco tiempo a la muerte acompañaba. Todo, por un odio apasionado.
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ODIO APASIONADO
Short StoryEl amor le dijo al odio: "¿Por qué odias tanto?, y el odio le contestó: "Porque una vez amé demasiado".