Promesa

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~Si hay otra vida, te buscaré para darte todo lo que no pude en esta, no importa que tan lejos sea iré tras de ti, porque de eso se trata el amor, de algo puro, eterno y mutuo.~


Observar la estatua del ángel enamorado me trae un sentimiento de nostalgia como también me parece un historia bonita aunque sea trágica por lo que me dirijo hacía ella para contemplarla aunque sean unos minutos. Desde que tengo memoria me la han contado como comparado ya que dicen que soy su viva imagen, su reencarnación.

A paso lento un chico peliblanco y de orbes color verdes se dirigía al punto de encuentro, verificaba la hora en su teléfono para asegurarse de no estar llegando tarde. Al llegar contemplo el mural, una joven muchacha se encontraba pintada en el y arriba de este un arquero listo para disparar. Lo más llamativo de esto era que el mural estaba rodeado de vegetación más la estatua no lo estaba y esta se encontraba en el aire con unas extrañas marcas negras imitando espinas de un rosal en todo su cuerpo.

La historia detrás de esto paso generación tras generación, se dice que la estatua es quien protege a la muchacha pintada desde hace miles de años desde una edad de piedra que había destruido a la humanidad y sus avances.

Eran un par de amantes que se conocían desde su infancia, su amistad con el paso de los años dio un romance muy bello y puro, pero no todo lo bueno dura por siempre. Una guerra se desató cuando secuestraron a la princesa del reino y todo se complicó para obtener comida como también para poder verse debido al constante peligro.

Un día luego de tanto, ambos pudieron verse en la pradera donde confesaron su amor de manera tierna, donde los nervios los carcomían a ambos pero mucho más a quien dio el primer paso:

Era un bello día soleado y dos chicos de aproximadamente 15 años estaban sentados en una pradera llena de flores al ser primavera, se encontraban charlando amenamente hasta que se instauró un silencio cómodo o eso parecía para la femenina ya que su acompañante tenía la mente como el corazón a mil por hora debido a que estaba enamorado su amiga y quería confesarlo pero estaba muy tenso y sumergido en sus pensamientos que no noto cuando se acerco tanto a su rostro lo que le hizo saltar  hacia atrás del susto.

-¡¿Por qué estabas tan cerca?!-. Sentía que en cualquier momento sufriría un infarto como también que el rostro le ardía.

-Te estuve llamando Ukyo, de repente te habías puesto rojo, me preocupas y ahora lo estas mucho más ¿Estas enfermo verdad?-. Apoyó su mano en su frente.-¡Estas ardiendo! tienes fiebre, hay que llevarte con el doctor ahora mismo-. Antes de que lo lleve a rastras de nuevo a la ciudad tomo la mano de la castaña y negó con la cabeza sin mirarla a sus orbes.

-No estoy enfermo, de verdad es solo que yo...-. Se maldecía para adentro su timidez frente a ella.

-¿Tú qué?, de verdad me preocupas-. Tomó el rostro del peliblanco para mirar mejor su rostro sonrojado acción que solo lo puso mucho más nervioso, podía apreciar mucho más de cerca sus facciones. Siempre le gustaron sus ojos, un verde mucho más hermoso que el de la pradera y su cabello le parecía extraño pero eso no le quitaba que era bello.

Ukyo retiró con delicadeza las manos de la femenina de su rostro y se paro dándole la espalda, debía calmarse por lo que comenzó a respirar profundamente pero aún así el sonrojo en su rostro no se iba asique se volteo y al verla tan expectante a lo que le iba a decir le dio un revoltijo en el estomago, esperaba no arruinar su amistad en caso de un rechazo.

Reencarnación ~One Shot~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora