¿Niñera? ¡No lo creo!

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Riku había llegado a un buen acuerdo con Roxas, así que ahora acompaña a Sora a tomar algunas fotografías en los alrededores, mientras que Roxas y Axel se iban a quien sabe donde, algo que realmente no le importaba al peliblanco, aunque la actitud del rubio resultaba ser un tanto sospechosa.
¿Adonde llevaría primero a ese chico tan energético? Quizás una caminata hacia la estación de trenes o a la vieja mansión haría que el joven que se encontraba a su lado entusiasmado y con esa sonrisa tan característica que tenía, al menos desde que lo conocía, se cansara.

—Sígueme, iremos a la vieja mansión.—Comentó una vez decidido, mientras empezaba a caminar.
Sora lo siguió mientras daba lo que parecían ser pequeños saltos de alegría hasta quedar ambos chicos caminando a la par.
Riku siguió caminando sin prestarle mucha atención al castaño a su lado, hasta que llegaron al bosque, lugar donde el chico de ojos azules empezó a explorar por su cuenta alejándose cada vez más del peliblanco, para cuando este se dio cuenta no podía divisar al menor por ninguna parte. Lo estuvo buscando con la mirada durante bastante tiempo y ni rastro de él.

—Oye, no soy ninguna especie de niñera—Amenazo mientras miraba alfrente—, asi que si no estas aqui cuanto antes yo me ir…—.El pelibranco dio un pequeño salto hacia atras, cuando derrepente delante de el aparecio el castaño, el cual cuando observo bien estaba colgando por sus rodillas de una rama del arbol que tenia a lado, sus brazos sosteniendo su sudadera roja, para que esta no cediera ante la gravedad y la gorra de esta quedaba colgando, dejando ver un par de orejas de color negro en la cima de esta y solo hasta ahora habia notado las vendas en el cuello del chico, el cual le sonrio, despues empezo a reir, bueno o almenos a hacer gestos con la cara como si estubiera riendo, pero sin emitir sonido alguno.

—Muy gracioso, ahora dime, ¿cómo piensas bajar?—Sonrió de lado triunfante el peliblanco, a lo que el castaño reaccionó con una cara de duda y después pensativo, ya que esta parte no la había pensado, él solo se había apresurado a ayudar a un pequeño polluelo que ahora estaba de vuelta en su nido. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el crujir de la rama en la que se encontraba, en ese momento, solo cerro sus ojos, esperando el dolor que causaría la caída, pero que nunca llegó, entonces al notarlo, abrió sus ojos, para encontrarse frente a unos ojos verdes, no, azules, más bien una mezcla entre ambos, brillantes, que en definitiva le recordaban a la orilla del mar. Perdido en esos ojos solo atino a sonreír como agradecimiento a su salvador, el cual lo termino de bajar y suspiro mirando hacia otro lado.

—No soy tu niñera, debes aprender a tener más cuidado, además de no alejarte demasiado en lugares solos—Se cruzó de brazos, cerró sus ojos y continuó—. Deja de comportarte como un niño pequeño, no puedes siquiera gritar por ayuda—.Terminando de decir esto abrió sus ojos de nuevo para   ver al castaño, el cual miraba al suelo y artículo con sus labios un lo siento, despues levanto la vista, en sus grandes ojos azules se podia ver la culpa y las lagrimas que empezaban a formase, el chico estaba siendo sincero, y Riku se sintio un idiota ante su ultimo comentario, preguntandose como hacia ese chico para sacarlo de su centro, el siempre habia sido una persona de pensar antes de hablar, pero le resultaba dificil hacer eso cerca del castaño.

—Lo siento, creo que fui demasiado rudo—dijo el peliblanco en voz baja, mientras se rascaba la nuca con su mano derecha, ante lo cual el castaño cerró sus ojos, negó con la cabeza y volvió a mostrar una gran sonrisa. Al ver esto en su mente Riku se preguntó, ¿cómo alguien puede cambiar tan rápido de ánimo y sonreír nuevamente ante un comentario tan hiriente como el que acababa de hacer?

Mientras tanto, Axel y Roxas estaban llegando a la casa de éste último con las cosas que Ventus les pidió que compraran, el pelirrojo estaciono hábil y rápidamente su motocicleta frente a la casa, se quitó el casco y volteo a ver a su acompañante, el cual también se quitó el casco y le replicó como siempre que era imprudente su manera de manejar, aunque Axel en el fondo sabía perfectamente que Roxas también disfrutaba de la velocidad.
Ambos entraron cargando una caja de refrescos y unas  bolsas con algunas decoraciones, al verlos entrar Ventus dejo lo que estaba haciendo y los ayudó a ambos, guiandolos hasta la sala de estar, donde se encontraban otras dos personas decorando, una de ellas era un chico alto, de cabello marron oscuro, ojos de un azul profundo azul, fornido y de piel morena, a su lado se encontraba una chica alta y esbelta , de cabello azul como el mar al igual que sus ojos. Ambos chicos saludaron alegres a los recién llegados

La voz de tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora