Único

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La tetera hiso su típico sonido agudo y desesperado al estar listo el té. 

Taehyung se levantó de la silla donde estaba y con una calma abismal, se dedicó a apagar la estufa y retirar la tapa de la tetera con un pequeño pañuelo blanco. 

El vapor caliente salió de la tetera apresurado e intenso, quemando la mejilla de Tae levemente por la temperatura. Adolorido, dejó caer la la tapa al suelo, haciendo un gran escandalo y una fisura en la misma. 

Después de colocarse agua fría en la mejilla y una bandita, Taehyung levantó el desastre que había hecho, dedicándose a remendar la tapa de la figura. 

Taehyung tenía demasiado tiempo libre, ya que él trabajaba como diseñador de interiores, así que era poco solicitado. En cambio, su esposo, trabajaba como vice presidente de una compañía de turismo, por lo que casi no volvía a casa, más que para año nuevo, navidad y algunas veces su cumpleaños. 

Su corazón dolía cada vez que creía escuchar el sonido de la puerta abriéndose, pero no era más que el aire haciendo de las suyas con las ventanas de la cocina. Había noches en las que Taehyung se sentaba en el porche se la casa hasta que amanecía, con la esperanza de que su esposo volviera por alguna extraña razón.

Su casa se ubicaba cerca de un pequeño lago, totalmente apartado del mundo y la ciudad, lo que hacía mucho más escasas las visitas y bandidos. Los únicos y alegres vecinos de lugar eran las pequeñas golondrinas y canarios que le anunciaban una diminuta pero buena compañía. 

El sol se empezaba a ocultar rápidamente, escasos rayos de luz se filtraban a travez de las traslucidas cortinas, ventiscas frescas llegaban a sus claros cabellos moviéndolos con insistencia hacia un lado en especial. 

Al terminar de remendar la fisura de la figura, Taehyung sirvió un poco de su té en un pequeño vaso de porcelana y subió a la habitación completamente a obscuras. Él sabía de memoria la posición de cada objeto en la casa, cada escalón hasta llegar a su habitación y también los pasos exactos que tenía que dar de un lugar a otro. 

Tomó asiento en un pequeño sofá que había al lado de la ventana y dio el primer sorbo a su té; que ahora estaba más frío que caliente. 

Las noches enteras sin dormir eran el pan de cada día para Taehyung. El sol saludándolo con alegría después de que la noche se despidiera, le daban a Taehyung las mejores vistas del atardecer. 

Él podía pasar sin problema dos o tres días enteros sin cerrar los ojos aunque fuera para una siesta, también podía pasar días sin decir una sola palabra o expresar alguna risilla escandalosa. Aquel lugar, su recinto, era el reino del silencio y la paz. 

Las hermosas sonrisas ocasionales de Taehyung al ver las fotos de su esposo o al alimentar a las aves, habían logrado embelesar a los forasteros perdidos que llegaban al alejado paradero.  

Con el tiempo, se hecho amigo del silencio y la obscuridad.  Lo más embelesadoramente doloroso de la soledad, era su gran capacidad de inundar tu alma hasta el corazón. 

Sus manos heladas sentían demasiada falta de la temperatura de su esposo. No quería soportar más tiempo alejado de él, pero podía hacerlo. El nudo en la garganta de Tae que vivía permanentemente en el lugar, cada día se reforzaba, ya que tenía la impresión de que en cuanto abriera la boca siquiera para soltar un suspiro de alegría, todo en el se rompería y comenzaría a llorar y sollozar demasiado fuerte, exclamándole a todo el mundo cuan solo se sentía. 

Exclamandole a la luna el silencioso frío que tenía que pasar cada vez que a la mitad de la noche, salía a caminar a la orilla de el lago por el insomnio o para batallar contra el abrumador sueño. 

Exclamándole a el profundo y obscuro cielo, por que lo alejaba tanto de la persona que amaba. 

Exclamándole al tiempo por ser tan eterno e irrompible. 

Su mirada se perdió en medio de la intensa arboleda de la parte trasera de la casa, dando otro sorbito a su té. El sabor amargo de las escasas gotas fue el acompañante perfecto para la pequeña ventisca que se sintió de parte de la ventana entre abierta. 

Los sonidos de los grillos y las caricias de los árboles y sus follajes le susurraban al oído versos románticos y cortos que recomendaban decirle a su esposo cuando llegara. 

Si es que a la mañana siguiente llegaba. 

Eran aproximadamente las 4 de la mañana y la luna comenzaba a lanzar sus últimos temas de conversación para despedirse, por lo que Taehyung sonrió al comenzar  a ver un tono violeta en el cielo. 

Dejó su taza de té vacía en la cama y cruzó sus manos sobre sus piernas, para continuar observando. 

De repente, el cansancio acumulado de 4 días sin descansar, obligaron a Taehyung a cerrar los ojos y dormir profundamente. 


Nuevamente, soñó con su príncipe azul peleando con un gran dragón del color de las profundidades del mar. Soñaba con su príncipe derrotando al dragón y corriendo a su encuentro para poder besarse con amor y añoranza... 

Pero era solo un sueño 





















-mor- un susurro y una caricia fue lo que percibió, pero de seguro estaba soñando nuevamente.- Amor- esta vez, se escuchó con claridad el suave llamado que su esposo le brindaba. 

No caería tan fácil en otro susurró o chiste del viento, esta vez necesitaba descansar para poder volver a velar para no recordar y no sentir. 

De nuevo, una caricia suave y cálida llegó a su mejilla, activando su sensibilidad. 

Taehyung abrió los ojos con pesadez y poco a poco la imagen de sus esposo frente a él se enfocaba. 

Cuando supo que lo que lo llamaba no era una de sus típicas ilusiones o fantasías, su corazón latió con rapidez y fuerza, martillando en su pecho con insistencia y amor. 

-Amor- gritó emocionado lanzándose a enrollar el cuello de su esposo con sus brazos. 

-¿Qué haces fuera de la cama, mi niño?- preguntó besando los lagrimeados ojitos de su esposo. La tímida risita de Taehyung lo hiso sentir tan emocionado, que se echó a la cama junto con él. 

-Kookie- murmuró refregando su carita contra su pecho con el propósito de impregnarse de su aroma y calor para siempre- Volviste 

-Mi pequeño tesoro- susurró besando la frente del menor. 

Taehyung, no pudo expresar cuan feliz estaba ya que después de refugiarse en los cálidos brazos de su protector eterno, cayó dormido por completo. 


Jungkook por fin había derrotado a ese dragón de colores obscuros, llamado soledad. 




Expɘctaβo ʗronoʃ ⟪Kooktae⟫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora