Capitulo 4

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Ya había pasado un mes desde el reencuentro con José y nos habíamos comprometido a vernos un día a la semana, todos los sábados salíamos a cenar y después volviamos a la discoteca donde fuimos aquella noche y por supuesto, terminabamos con unos churros en mi casa antes de irme a trabajar.

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Ese día la mañana en el trabajo fue calmada, pero me vino bien para estudiar un poco, por la tarde tenía que hacer una presentación en la universidad.
A media mañana me llegó un mensaje de Catí, una compañera de la Universidad, habíamos formado una muy buena relación y estaba empezando a considerarla mi amiga.
En ese mensaje me decía que después de la universidad iban a ir ella y un par de chicas más a cenar a un restaurante nuevo de Majadahonda, que si me apetecía ir. Le dije que sí.

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La presentación fue genial, Cati se vino conmigo en la moto, decía que le ponia demasiado ir en mi moto.
Si no supiera que es heterosexual y felizmente emparejada con Aitor, pensaría que un poco sí le gusto.

Las chicas fueron en el coche de una de ellas, paramos en un bar a tomarnos unas cervezas, en mi caso sin alcohol, y después fuimos a la inauguración del restaurante.

La mesa que nos dieron, a mi parecer, era la mejor, estábamos cerca de la barra así que para pedir era más fácil que el camarero nos viera, ya que el restaurante estaba a rebosar. Y tambien me gustaba mucho porque desde esa mesa veíamos todo el interior del restaurante, y la verdad es que era muy elegante.

Ellas hablaban de chicos, estaba cada una más salida que la anterior, yo me dedicaba a reirme de las burradas que decían.

-Paula estas muy callada, tú puedes hablar de tias, eh. Nosotras nos adaptamos-reimos.
-Llevo mucho tiempo sin fijarme en nadie, la verdad.
-Pues a lo mejor es el momento de hacerlo-dijo Cati, ella sabia mi historia con Malú y la verdad es que me había apoyado muchísimo.-¿No hay ninguna que te guste?-dijo señalando al fondo del restaurante. Mientras yo estaba echando un ojo a todas las chicas del restaurante, la puerta se abrió.
-Buenas noches-dijo una mujer, era ella.Me quedé mirando y las demás dirigieron su mirada hacia ella.
-¡JEFA!-gritó Lidia, la malulera del Grupo. Eso hizo que la mirada de todo el restaurante, incluyendo la de Malú, se dirigiera hacia nosotras, hasta quedarse clavada en mí. Tragó saliva.
Detrás entró un hombre alto y la cogió por la cintura, Malú lo miró y este la besó. Agaché la mirada mientras Catí posaba su mano sobre mi muslo, se había dado cuenta de lo que había pasado.

Amor enemigo T.2 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora