13✓Mi único amigo.

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Abro lentamente los ojos, mi cuerpo se siente pesado, me arden los pies y no siento mis manos.

—Maldita perra—Suelto en un susurro.

Mis ojos se acostumbran a la luz poco a poco, me encuentro en el centro de recuperación, no es muy difícil de reconocer por las paredes blancas. Estoy acostada con mis manos en potes de lava, y por vía intravenosa me están alimentando con suplemento. 

—Confirmo.—La voz ronca de un hombre me asusta.

Busco por toda la habitación, y allí en el pequeño sofá está acostado Salvador, estaba dormido, lo puedo notar por sus ojos hinchados. Lo miro y no lo puedo creer, ¿Qué rayos hace aquí y por qué?. Intento levantarme pero no puedo, al parecer mi cuerpo está bastante tieso por quedarme tanto tiempo quieta. Lo que me faltaba.

—¿Cómo te sientes?—Pregunta Salvador acercándose un poco a mi.

Lo miro de mala gana. ¿En serio me lo está preguntado?

—Esa perra—Suelto en un susurro—Me las va a pagar.

—Aún no puedo creer que te haya hecho esto.

Saco mis manos de los potes de lava haciendo que chispas de ella caigan en el piso, Salvador retrocede y queda cerca a la puerta, yo por mi parte me levanto de la cama tomando el cable del suplemento tirándolo a la mierda.

—¡Fue ella, deja de justificar todo lo que hace!—Grito dejando que salgan lágrimas de mis ojos.

Salvador intenta acercarse a mi pero yo retrocedo.

—Cálmate, Celeste, tienes que tomar reposo.

Niego con furia.

—Salvador—Lo llamo y él me mira a los ojos.—Quiero ir y quemarla viva.

Me dejo caer al piso y tomo mi cabeza con las dos manos, agua hirviendo sale de mis ojos. ¿Por qué no pertenezco a ningún puto lugar? Intento hacer las cosas bien, intento actuar bien pero siempre hay alguien que daña todo, en este caso la maldita Ferideh, no me deja en paz, yo quería tregua y a ella solo se le ocurre volver a cagarla haciendo que la ira y la sed de venganza crezca en mi... Ahora solo quiero vengarme.

Siento unas manos frías en mi cara, Salvador sin importarle que mis lágrimas le quemen los dedos levanta mi rostro y me hace mirarlo.

—Déjame cuidarte—Me susurra y luego de ello me abraza.

¿Esto se siente que te quieran? Al menos tengo a alguien en este puto infierno que me quiere. 

Yo asiento, le devuelvo el abrazo pero él se queja...Mierda mis manos están aún con lava, así que me separo rápidamente de él y me levanto.

—Lo siento—Digo limpiando mis lágrimas.

Me acerco a él y quito su camisa para que no se pegue a su piel, mierda no lo quiero lastimar pero es casi imposible, todo mi ser es peligroso. Limpio su espalda, solo queda un poco roja, así que le aconsejo que vaya y se moje la zona, a lo que él asiente, me da un suave beso en la frente y antes de marcharse me dice que no tarda. Busco en el clóset y encuentro mi ropa, creo que Salvador la trajo así que entro al baño y me visto para así quitarme esta bata negra, entro al baño y luego de estar lista me peino un poco, mis labios naturalmente rosados ahora están un poco pálidos...Demonios, en realidad casi paso derecho al purgatorio. Sé que tengo que quedarme más días aquí pero no lo haré, tomaré mis cosas y me largaré a empezar mi plan de venganza, que empieza con Ferideh y termina en Abdon, averiguando que mierda planea.

Me asomo por la ventana, es un día frío y oscuro, maldita sea.

Siento que alguien me abraza por atrás, siento que de su pecho emana calor, acaricio su cabello pero al no sentir el largor del cabello de Salvador me doy vuelta y empujo con fuerza al hombre. Mis ojos no pueden creer de quien se trata.

Después De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora