Única parte

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¡Advertencia!

este fic contiene mención de muerte de un personaje principal, al igual que violencia y mención de sangre, leer bajo tu responsabilidad. 



Hoy era viernes, lo que significaba que más temprano de lo normal empezarían a llegar clientes, tomando el agua de colonia que estaba en su tocador, Tobio se aplicó en la parte trasera de sus orejas, a la mayoría de sus clientes no les gustaba que llevara algún tipo de aroma artificial, poco le importaba, él se la ponía porque el olor que dejaba esta era sutil, además de refrescante y lo más importante, era un regalo.

Saliendo de la habitación, bajo hasta la planta baja, donde se dirigió a la sala común, ahí era donde todos ellos estaban esperando a los clientes.

'Siendo exhibidos, viéndose lo más bonitos posibles para los clientes'

Eso era algo que se tenía que repetir como mantra, cuando entro por primera vez a trabajar en esto, la persona que lo contrato, le dejo bien en claro tres reglas primordiales:

1. El cliente siempre tiene la razón (recuerda puta, el cliente hace que no mueras de hambre)

2. Tu eres el único responsable de lo que te sucede (obedece a lo que dicen, que si te matan todo será tu culpa)

3. Siempre debes estar lindo para el cliente (sonríe más, con esa horrible mueca que haces siempre, menos clientes vas a tener)

Las reglas lo único que hicieron fue que Tobio se arrepintiera de esta ahí, claro, eso fue después de que supo a lo que se referían estas mismas, pero ¿Qué más puede hacer?, siendo un muchacho huérfano de 17 años en aquel entonces, ahora a sus 20 años, no podía zafarse de este lugar, en especial porque no concluyo ni la secundaria y en los lugares a los que iba a pedir trabajo (que aparentaban ser decentes), lo explotaban incluso más que aquí y con menos paga.



Vio como salió el tercer cliente de la noche de su habitación, mirando de reojo el reloj en la parte superior de la pared, se dio cuenta que faltaba menos de media hora para que llegue él, así que tomando fuerza, se levantó de la cama y empezó a quitar las sabanas, odiaba ese reloj, pero él mismo lo había puesto ahí, más que nada para que mientras estuviera con sus clientes supiera a qué hora debían irse, pero en los momentos cuando estaba en la cama con ellos y eran especialmente malos, parecía como si las manecillas del reloj se burlaran yendo más lentas.

Terminando de arreglar la habitación, prendió una vela con olor y seguido se dirigió a tomar una ducha, no le gustaba quedarse con la sensación de otras personas que lo tocaron y más que nada, no quería que él las sintiera, claro que nunca comento nada o hizo un gesto que implicara que le molestara, pero notaba muy en el fondo de sus ojos la satisfacción de tener a Tobio limpio y especialmente bonito, porque sabía que esperaba con ansias su llegada.

El vapor que genero el agua caliente, salió al cuarto del baño, sabiendo que aún quedaban 10 min antes de que llegara, se alisto, al abrir su maleta, quedo pensativo sobre que usar, a pesar de ser un lugar exclusive para pagar por relaciones sexuales, a fin de cuentas lo que se hacia dentro de la habitación era decisión del cliente, por lo tanto no era cien por ciento seguro que cada vez que llegaba alguno, tuvieran sexo.

Opto por algo cómodo y que sea fácil de quitar, si es que realmente tuviera ganas de que se acostaran hoy.

Se estaba aplicando por ultimo su humectante de labios cuando escucho que tocaban a la puerta, rápidamente peino con sus dedos el cabello, estando frente a la puerta inhalo aire y la abrió, lo primero que vio fue la sonrisa come mierda que ponía cuando sabía que Tobio había hecho algo especialmente para él, maldito bastardo, claro que trataba de verse bonito cuando sabía que vendría, pero nunca lo admitiría, pero lo que más lo molestaba era que sabía que ese estúpido rubio sabía lo que hacía.

As the World Caves InDonde viven las historias. Descúbrelo ahora