–¡Ya déjame!– chilló Jacob cual niño pequeño, a lo que reí.
–Sólo una más– dije, aún riendo. Rodó los ojos por décima vez en la tarde.
–¡Dijiste “la última" hace media hora!– se quejó de nuevo, no pude evitar reírme. Hizo pucheros y cerró las manos en puños al ver que no paraba de reír.
–No seas exagerado, Jacob– ladeé la cabeza, alejando la cámara de mi cara, buscando su mirada. Él miró hacia otro lado, ignorándome completamente –Una más, lo prometo.
Finalmente dirigió su mirada hacia mí, con los brazos cruzados y los labios fruncidos. Le dediqué una sonrisa, y no pudo sostener su actitud pesimista por más tiempo. Se rindió, dejando ver esa hermosa y cálida sonrisa que he admirado hace años.
Una vez más, el flash de mi cámara cegó sus ojos, haciéndolo cerrarlos de inmediato y parpadear un par de veces.
–Te amo– dije con una sonrisa, desbordando sinceridad en mis palabras. Me miró con ternura.
–Yo también te- ¡Grace!– fué interrumpido por el molesto flash, y reí de nuevo. Él sólo pudo suspirar profundamente, mientas sonreía de lado.
Dejé la cámara sobre la mesa y corrí lo más rápido que pude. No sirvió de mucho, pues pronto sus brazos me tenían atrapada y no podía escapar.
–¿A dónde crees que vas?– susurró en mi oído, juguetón. Reí con nerviosismo, y comenzó a hacerme cosquillas.
–¡Para!– reí, mientras intentaba soltarme de su agarre.
De un momento a otro, volteé, quedando frente a él. Jacob no perdió el tiempo y me alzó, cargándome cual costal sobre su hombro.
–¡Bájame, idiota!– pataleé mientras reía. Él me sujetó más fuerte, y rió ante mi pésimo intento por safarme.
–Diablos, ¡vamos tarde!– exclamó, viendo su reloj.
Me dejó en el sofá y corrió hacia su habitación. Aproveché el tiempo para asentar mi cabello, que se había esponjado un poco.
Jacob regresó de inmediato, traía en sus manos una caja mediana con una gran moña blanca en el medio. Sonreí, y lo seguí hasta salir del apartamento.
–No pensé que fueras a comprar un regalo– dije, al estar dentro del auto.
–Sé que Olivia y yo no nos llevamos bien, pero es tu mejor amiga, Grace. Es lo menos que podía hacer– dijo, y dejé un casto beso en sus labios antes de encender el auto. Ambos sonreímos.
En 4 maravillosos años que había pasado hasta ahora con Jay habíamos vivido grandes aventuras. Quizás la boda de mi mejor amiga sería una de las más importantes, es lo que Olivia ha estado soñando desde que éramos niñas. Por mi parte nunca tuve mucha esperanza, aún así, logré conocer a Jacob, el auténtico amor de mi vida.
Miré mi reflejo en el retrovisor, y aparté de inmediato la mirada al ver a esa chica extraña, maquillada y con un peinado elegante. No quise reconocerme, esa no era yo.
Volví a ver a Jacob, quien aún sonreía como tonto mientras conducía. Negué con la cabeza, sonriendo y tiré un mechón de mi cabello hacia atrás.
Desbloqueé mi celular, encontrándome con un Jacob sonriente como fondo de pantalla. Le devolví la sonrisa, pero desapareció al ver la hora. Diablos, Olivia iba a matarme.
Jacob apenas pudo estacionarse frente al lugar, y ambos sabíamos que debíamos echar a correr, que íbamos contra el reloj.
–¿Nombres?– nos detuvo un guardia en la entrada, que al igual que los demás invitados llevaba un traje formal, con corbata y saco.
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Tus piezas rotas
Romance"-Querida, tú no lo conoces- sentenció riendo cínicamente, dejándome atónita -No sabes de lo que es capaz." Grace Palmer, una joven artista británica, vivía una vida tranquila junto a su novio, Jacob Miller. ¿Qué sucederá cuando Grace descubra que e...