Parte de historia sin título

1 0 0
                                    


Un nuevo día comienza y yo, con los pies hundidos en la nieve fresca bañada del Rocío del amanecer de diciembre, no hago sino recordar tu sonrisa y el aire gélido que sopla lastimero entre los cipreses me hace estremecer.

Ahora que me dejaste ya no quedan más pasos que dejar impresos en la arena, no hay más despertares junto a ti, echare de menos cada palabra, cada aliento y suspiro que disté por mi... Por favor cuida de nuestro ángel.

-¿ te divierte observar mi sufrimiento verdad? Si ahora esperas a que escriban que alguien me observa entre la niebla... Hablo contigo ¿ sabes? Si, no pongas esa cara, siempre hablo contigo pero crees que es a otros de tus " personajes" en fin, tu me creaste, luego me quitaste lo que más quería en el mundo y ahora sólo espero que seas benévolo cuando decidas que ha llegado mi hora.

- no te quedes ahí,sígueme y te mostrare que hiciste con mi vida, aunque claro, eso ya lo sabes.

Paseamos largo rato por una calle adoquinada hasta que nos detuvimos delante de un caserón medio derruido por el paso del tiempo, la humedad y los recuerdos amargos. Una pequeña verja separa un jardín en las últimas del camino de tierra que formaría calles y aceras.

Escalones de piedra con una suave capa de verdina, de nuevo humedad, suficiente para resbalarse. La barandilla de forja negra parece derretirse al compás de subida de cada escalón, acabando en pequeños jarrones negros a los que se han abierto pasó unas pequeñas rosas blancas que treparon entre los desgarrados muros de la casa, ahora todo cubierto de nieve.

-yo las planté, planté un hermoso rosal blanco al nacer mi hija, quedó repleto de flores tan hermosas como anchas y agudas eran sus espinas.... Al morir mi hija y mi querida esposa fue tal mi rabia que lo podé, dejando sólo estas dos en su recuerdo, y ahora que comienzan a marchitarse....la vida se acaba incluso sin que hayas decidido empezar a vivirla.

La puerta doble se abrió con el entornar y el chasquido de la llave en la cerradura; se abrió con un quejido, un gruñido de dolor tan escalofriante como lastimero, acompañado de la caída de nieve del tejado que caían como lágrimas de hielo a los pies del invitado.

Al entrar el mismo viento gélido que nos acompañó en el cementerio hace de nuevo su aparición y es que, en la cabecera de lo que habría sido en sus tiempos un gran salón de baile, de entre las vidrieras .La naturaleza había hecho su labor; los cristales rotos en el suelo reflejaban lágrimas de luz colorida sobre una gigantesca hiedra seca que le confería a la estancia aún restos de su antiguo esplendor verde botella.

Una vieja chimenea de leña aún conservaba pequeños retales de materia vegetal y telas raídas.

Escogió un pequeño fósforo que rebuscó en el bolsillo de su abrigo

- no es para la chimenea, si es eso lo que piensas

Se sentó en una silla de madera carcomida bañada por el suave caer de los hilos que antaño se entretejieron formando respaldo y asiento.

Alargó el brazo y encendió el fósforo con un rápido y brusco movimiento contra la pared de piedra, para después dejar que la tímida llama prendiera con suaves besos lo que parecía una vela olvidada llena de cera fría que dejó suavemente sobre la mesa.

Quedó sentado mirando hacia el frente, expectante,callado,sereno. Hizo un pequeño gesto con la cabeza para que tomara asiento delante de el, ambos combinados a una mesa vacía, dispuesta para algo mas que para un cruce de miradas sombrías. Observé que, aunque hubo ya dos personas sentadas a la mesa, aún faltaba un lugar que contaba con una silla, pero esta vez, se encontraba vacía.

Quizá para desviar mi atención, me entregó un pequeño papel manuscrito doblado por la mitad pero no sin antes reprocharme con la mirada si me atrevía a leer lo que en él estaba escrito.

Fue entonces cuando un ruido sordo se hizo eco por toda la habitación, me sobrecogí, pero Gabriel siguió sin inmutarse.

- llegó la hora, adelante.

Las puertas se abrieron de par en par y una misteriosa figura embutida en un manto negro se abrió paso hacia nosotros lenta y pesadamente. Llegó hasta el sitio que le correspondía, alzó una mano huesuda y brindó con una copa de algo parecido al vino que el mismo parecía haber traído.

- y eh aquí que nos encontramos, mi creador, usted señor lector, su creación, un humilde servidor y el que parece ser el final que usted eligió para mí. He aquí que me encuentro, parece ser en un callejón sin salida al que usted mismo me condujo, y del que, adivino, no tiene intención de sacarme, pues sigue leyendo con aquella voz en su mente y, aunque le asusta lo que lee, no esta dispuesto a cambiarlo ¿ lo ve? Usted sigue leyendo letra tras letra esperando a que se escriba la última palabra de una historia que usted lee por diversión pero que encierra mi vida y mi muerte. Será como quiera, de hecho es lo que deseo, lo que desee desde que me quedé totalmente sólo.

-ahora ya sin mas preámbulos , saca muerte aquel legajo, dame una tinta que impregne mis venas y aquel vino para nublar mi mente, y mientras te entrego mi vida por mi propia voluntad, mientras firmo mi sentencia, ve afilando tu guadaña y procura que tu golpe sea certero, no avises en el último instante, no anuncies mi último suspiro, sólo llévame con ellas.

Su voz se apagó lentamente, entonces deslíe el papel " gracias"

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 31, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora