La llegada
Observaba mi reflejo en el espejo que se encontraba en la esquina de mi habitación. Hoy debía de partir hacia la Académica Sicarii, ya había soñado muchas veces con ese día que se veía lejano y que por fin había llegado.
Me observaba, traía un pantalón negro de cuero, una camisa básica de encaje negra, una chaqueta de cuero azul oscuro y unos botines del mismo color de la chaqueta, pero no me miraba con desprecio a mi apariencia, de hecho me gustaba aunque no tenía el mejor cuerpo de todos, mis piernas era algo gruesas, mis caderas un poco anchas y mi cintura no era pequeña, de hecho era apenas un poco más pequeña más que mis cadenas, debo admitir que mis pecho si eran un poco más grande que el promedio de las chicas de mi edad, pero no le daba mucha importancia, mi clavícula se notaba apenas, no era algo exagerado, mis ojos y cabello negro ondulado más abajo de los hombros y unas gafas con marco oscuro, pero no estaba mal, nada de eso estaba mal, aunque no era un cuerpo de revista, me gustaba. Pero algo pasaba, mis ojos de alguna forma expresaban un sentimiento extraño que no había logrado sentir antes ¿Temor? ¿Ansiedad? ¿Desespero? ¿Qué era ese sentimiento? No podía identificarlo, era algo tan...
-Leina ¿Estás lista? - gritó mi madre desde el piso de abajo sacándome de mis pensamientos.
-Ya casi - dije, tomé una pequeña cartera, mi celular y dando una última mirada el espejo antes de salir de la habitación.
-Baja ya, se nos hace tarde.
Bajé las escaleras y ella se encontraba de pie al lado de la puerta con una mochila a sus pies y miraba su celular. Busqué con la mirada a mi padre por algún lado entre la entrada, la sala o la cocina que se podía ver desde donde me encontraba, pero no lo vi.
-¿Y mi padre? - pregunté mientras me dirigía a la cocina para tomar un jugo mientras esperaba.
-Salió hace 40 minutos, justo luego de que almorzamos, dijo que se iba a adelantar porque tenía que pasar por la casa a recoger unas cosas antes - dijo ella sin despegar la mirada de su teléfono.
Me serví el poco de jugo de mora que quedaba en la jarra y tomé un largo trago. Pasar por la casa entonces... aquel lugar donde estábamos, a pesar de que en el viví casi toda mi vida, nada más era una fachada para hacernos pasar desapercibidos, mi verdadero hogar quedaba cerca de la Academia o eso me habían dicho mis padres y no era nada comparado con aquella pequeña casa de barrio.
-¿Te dijo que era? - pregunté mientras dejaba el vaso sobre el lavabo.
-Solo dijo que era importante - dijo dejando por fin su teléfono y guardandolo en el bolsillo de la cazadora que llevaba - baja al sótano por favor y toma tus armas, que estoy segura que no las llevas ahí.
-Efectivamente, no las traigo aquí - dije pasando por el frente suyo dirigiéndome a una puerta que se encontraba al lado de las escaleras.
Abrí la puerta y descendí por las escaleras que se encontraban ahí, las luces se encendieron con el sensor y me dirigí a un de los armarios metálicos que había para abrirlo. En el había una diversa variedad de armas filosas como cuchillos, dagas, navajas, catanas, machetes, hachas y muchos otros tipos de armas, abrí un cajón especial donde se hallaban una colección de color negro metálico. Tomé 2 cuchillos y los guardé a ambos lados internos de mi chaqueta donde habían 2 fundas adheridas, luego tomé una daga con su funda y la coloque en un lateral interior de uno de los botines que traía y otra en una de las mangas de la chaqueta, tomé unos de los puños de acero y lo aguarde un mi cartera y por ultimo una de las dagas que podían guardarse y simular un llavero la coloqué en el bolsillo de mi chaqueta.
Cerré el armario y salí de ahí, cuando llegué a la sala, entró a la casa Eliza, la ama de llaves.
-Tu madre te espera en el auto, ya todo está listo para su partida - dijo ella con una sonrisa agradable - yo llegaré a su casa el día de mañana, su padre me encargó un par de cosas antes.
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Academia Sicarii (En revisión)
Teen Fiction¿Alguna ves te preguntaste como los crimilanes saben moverse por el mundo? ¿Como saben atacar y defenserse? ¿Cómo sabe extorcionar y matar? ¿Cómo son perfectos en el arte de la muerte? Yo te tengo las respuesta a esas preguntas ¿Me crees si te digo...