Parte III

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La pared de los Recesos de las Nubes está bañada de un gris oscuro bajo la lluvia de medianoche. A pesar de la humedad y su visión nublada, Wei Ying aterriza fácilmente en la cima sin perder el equilibrio ni el alcohol. El silencio común de la secta está inundado por la sinfonía del suave tambor de la lluvia y el canto de los grillos y ranas. Incluso con el ruido que oculta la respiración agitada de Wei Ying y el tintineo de los frascos de la Sonrisa del Emperador, todavía es atrapado por un faro blanco de justicia que patrulla.

Wei Ying cede a su impulso de hacer un puchero antes de que su sonrisa vuelva a florecer. Es tan típico de Lan Zhan buscarlo solo cuando quiere atrapar a Wei Ying rompiendo las reglas, pero cada vez que Wei Ying lo llama por motivos realmente importantes actúa como humo dispersándose en el viento, dejando a Wei Ying boquiabierto con el aire vacío.

—Esto se siente familiar, Lan Zhan —llama Wei Ying, su voz suave con nostalgia a pesar de la amargura persistente—, es como cuando nos conocimos. Excepto que ahora estamos mucho más cerca, así que deberías ser amable y dejarme ir.

El rostro de Lan Zhan es una luna creciente debajo de su paraguas, su belleza tentadoramente oculta por la sombra.

—Ya conoces las reglas que estás rompiendo. Vendrás conmigo para recibir el castigo.

Sonriendo ante el tono serio, Wei Ying responde:

—Si alguien está rompiendo las reglas, ese eres tú, Lan Zhan... —se calla dando una amplia sonrisa y se desliza más cerca del adolescente sobre los resbaladizos tejados de los Recesos de las Nubes. Cuando Lan Zhan no responde, Wei Ying continúa—, si no le cuentas a tu tío acerca de esto, mantendré tu secreto sobre lo travieso que has sido.

Su broma hace que la mano de Lan Zhan se mueva hacia su espada, la amenaza de violencia es clara si Wei Ying no fuerza su voluntad para detenerse.

—Después de todo, te has aprovechado de mí tantas veces antes —dice Wei Ying, poniendo su mano libre contra su pecho como una doncella desmayándose—, robándome mi primer beso y mordiéndome como un perro rabioso —la lluvia le cae por la cara y se atrapa en sus pestañas, haciendo que toda la escena sea aún más dramática.

—¿Primer beso? —la voz de Lan Zhan suena estrangulada.

—Sí —Wei Ying chirría solo para irritarlo—, ahora que te has llevado a mi inocente nadie querrá casarse conmigo. Si me dejas ir, no te haré asumir la responsabilidad —él alza su mano sosteniendo la Sonrisa del Emperador como un gobernante benevolente y le da a Lan Zhan un guiño descarado.

—Ridículo —Lan Zhan aprieta entre dientes y ataca.

Bailan entre los tejados y la pared, girando y deslizándose uno alrededor del otro en una mezcla coreografiada del estilo de lucha de la secta Lan y Jiang. El agua se derrama en deslumbrantes arcos bajo el susurro de la espada de Lan Zhan y las mangas empapadas de Wei Ying. El estruendo de los frascos que caen es una señal de advertencia de lo fracasadas que son las formas defensivas contra un Lan Zhan persistente.

—¡Bien, Lan Zhan! Entonces lo haremos a tu manera —dice Wei Ying, con la cara llena de alegría a pesar de la pérdida de su preciado alcohol. Pasando de defender a atacar en unos pocos movimientos rápidos, Wei Ying se lanza más allá de la brillante espada de Lan Zhan, arroja su paraguas volando y aterriza plano contra su torso. Sus brazos se envuelven alrededor de los anchos hombros y su boca se presiona contra la fría línea de los labios de Lan Zhan, el impulso los empuja hacia el costado de la pared.

Aterrizan con un golpe húmedo.

Wei Ying gime de dolor en la parte superior de la cintura de Lan Zhan, le duele el labio. Suavemente se muerde el corte en el interior de su boca y el sabor de la sangre lo inunda. Quizás no fue tan buena idea besar a Lan Zhan mientras caía.

Beso de TroyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora