Después de tres meses
Mila había caído rendida ante Steven, el hombre que todos deseaban. Alto, imponente, con un magnetismo tan intenso que era imposible apartar la mirada de él. Su sonrisa, peligrosa y seductora, prometía placer y aventuras, y Mila, a sus 19 años, lo vio como el príncipe perfecto. El hombre con el que soñaba, el amante q...