Cartas para el otro lado
Podría comenzar esto de forma simple: me interesé por una chica. Realmente no era nada del otro mundo, omitiendo un pequeño pero gran detalle. Era Grethel. Sí, esa Grethel. La extraña chica de segundo de preparatoria, que siempre llevaba prisas y hablaba hasta por los codos -puras incoherencias, claro-, cuando se llen...