Cuanto te deseo
Yo no era un ángel y él no había sido el demonio que había susurrado en mi oído hasta hacerme caer al abismo de la perdición. Había sido dolorosamente al revés. Él me había rechazado cuando le declaré mis sentimientos y me dijo que no podía ahora, ni nunca, corresponder a mis sentimientos porque su deber con dios era...