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  • Esta herida no lleva tu nombre (Sabina ediciones)
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    Ayer pensaba que hay cicatrices que uno puede llegar a querer. Quizá, porque nos resulta familiar esa sensaciòn de estar en una caida continua. Pero tú, sigues sien- do una punzada latente en mi falta de cordura. No eres mi cicatriz, ni tampoco esta heri- da que no seca: eres mi enfermedad, y la falta de un todo en...