Mía
Mis ojos estaban rojos de tanto llorar y mi garganta me ardía demasiado, mi corazón latía a mil. Tenía miedo, mucho miedo. -Ven aquí - ordenó - No, por favor - dije casi audible. Ya no sabía que hacer para suplicar. - Si lo repito no te gustará bebé, te lo advierto - amenazó ¿Que hago? ¿Porqué a mí? Dios ayúdame. Hi...