Mayo: Milagro
Donde la vida toma sentido, donde la esperanza es inevitable, donde la alegría es eterna, donde la armonía se hace paso, donde la risa es una fiesta, donde los milagros predominan, donde el amor no hiere.
Donde la vida toma sentido, donde la esperanza es inevitable, donde la alegría es eterna, donde la armonía se hace paso, donde la risa es una fiesta, donde los milagros predominan, donde el amor no hiere.
Instantes que extrapolan una condensación de felicidad, felicidad inesperada, inesperada como aquel que no espera nada y recibe todo. Instantes que aguardan un cúmulo de emociones intrínsecas en las olas del mar, mar que juega con el océano, océano que baila con las mariposas en el estómago.
Y te despides con el remordimiento de no haber vuelto a donde alguna vez fuiste, ser que sueña el regreso, regresar para vivir, vivir en melancolía, melancolía que vaga en el bosque alicaído, alicaído como el ánimo de tu corazón, corazón sediento de amor, amor profundo y transparente, transparente como el ma...
La calma se produce en un sinfín de devenires que asombran los espasmos de un corazón inherente, inherencia letal, letal como el polvo en los zapatos, zapatos en décadas, décadas en momentos, momentos en decibelios, decibelios en vida, vida que florece en música, música que florece, música que toca, música...
Melodía de verano, verano que está a la puerta de la esquina, esquina que irradia emoción, emoción inmersa en vibras, vibras que acontecen en un gesto, gesto que se extrapola a los momentos vividos intensamente, intensidad que reside en la capacidad de amar, amar en tiempos revueltos, revueltos como tú y yo...
Alegría que te escribe, escribir derrochando momentos que son instantes en una era de soledad, soledad que prima por encima del individuo, individuo que padece sin queja, queja que se intensifica al llegar a casa, hogar que te espera, como el primer día, día invernal, contigo, espacio que te premia, prem...
Y regresamos al comienzo del todo, al principio del final, a la gota que colmó el vaso, al último tren del camino, a la llamada en espera, al eco del piano que suena en una habitación vacía, vacío como la compasión del verdugo, verdugo que deshace sin pestañear, pestañeo que resulta ser tormento, tormen...