Nuestra Emilia
En la oscuridad del silencio, el camión y el auto colisionaron. Los paramédicos movían sus bocas, palabras sin sonido. Meses pasaron en terapia de lenguaje, aprender a hablar de nuevo en señas. Mi voz, inaudible, pero persistente. Papá, sumido en la depresión, rechazó el lenguaje de señas. Mi mundo cambió, envuelto en...