Sangre por todos lados, lágrimas caían de aquellos ojos esmeralda, al ver a su familia ser mascarada por un hombre de traje negro azabache. El hombre se acercó al adolescente que yacía en el suelo destruido, y quito el anillo que llevaba en su dedo entregandolo al chico y no dejando rastro, sólo dejó una pequeña carta...
Ella lucía despampanante al llenarse de sangre, al matar a personas que solo se posaban tranquilamente a beber un café. ¿Aún me recuerdas, pequeña dama?; ¿recuerdas cuando reíamos y golpeabamos nuestros hombros juguetonamente?. Cada rastro de amor se extinguió en mí, después de él amor no siguió más que un sentimiento...