Atentamente, Martin
Martin Urrutia llevaba tres años compartiendo piso con Juanjo Bona, su mayor pesadilla. Todo había empezado como un desastre logístico: las ancianas que alquilaban el piso, en un movimiento digno de una comedia barata, lo habían firmado a dos inquilinos diferentes al mismo tiempo. ¿Resultado? Dos chicos de 19 y 20 añ...