Caroline
Caroline, de 16 años, había crecido en el orfanato de Elliot Lake, en Canadá, rodeada de otras chicas, que como ella, perdieron a sus padres cuando apenas eran bebés. Los días allí eran siempre igual. El orfanato no era el sitio más seguro, pero sí el único que tenían. Abusos, maltratos y suicidios eran ya algo normal...