La circuncisión del arrepentimiento
No me arrepiento de hacerlo. No me arrepiento de las pequeñas melodías que escuchaba en aquel balcón de la ciudad perdida en una provincia remota, mientras tú me mirabas desde tu cama con una taza de café hirviendo y una sonrisa que nunca flaqueaba, pero que por dentro era más frágil de lo que yo podía imaginar. La pr...