¡Querida niñez, como te extraño!
Érase una vez un escritor sin ideas, un chico común y sencillo que antaño desbordaba imaginación pero esta, poco a poco se fue secando y apenas quedan ya las reminiscencias de lo que su mente fue. De pequeño le apasionaba la lectura y afortunadamente, eso aún lo conserva, pero también, pese a la inmadurez en sus escri...