¡Un día más!
El grupo de amigos empezó a reír desmedidamente por el disparate que había dicho, mas, el muchacho enmudeció. Retiró su mano como si le quemara lo que estaba tocando. La sombra de la muerte rodeaba su cabeza. Había provocado que los cuervos se estremecieran por mi anuncio, llegarían hasta él antes que dijera sus últim...