Sand in our hands
«A veces lo único que necesitamos es a alguien que recoja la arena que se escapa entre nuestros dedos» Alma vivía como cualquier otra persona. Respiraba 20 veces por minuto, mordía su labio inferior 145 veces por hora y sonreía mucho todos los días. Ian vivía como cualquier otra persona. Fruncía el ceño 13 veces por m...