Invocación
Iban a enviarme a una residencia para chavales majaras. Creían que estaba loca. No lo estaba. Ya había cumplido quince años y tuve mi primera menstruación; eso tenía que contar para algo. No podía ser casual que ese mismo día comenzase a ver cosas. Todas esas hormonas acumuladas habían estallado y mi cerebro quebró, a...