Estimada memoria.
Contaba mis respiraciones. Eran solo eso, respiraciones, un ulular de aire palpitante. Pero yo las contaba. Me detuve, sudorosa, junto a la superficie de la mesa, sintiendo la falda arrugarse entre mis rodillas. Pensé un instante en lo que hacía, en lo que pensaba, en ti... Y sentí cómo me golpeaban la nuca, unas gar...