Mírame a los ojos.
Ahí estaba yo, bajo el pequeño tejado de enfrente de mi casa, me había olvidado las llaves y no había nadie adentro, sin embargo no podía estar más en paz, sentir la ligera brisa de agua pasar por mi cuerpo y oír el diluvio cuando caía, me traía plena paz, todo era ideal, el clima, el ambiente, el ruido y hasta yo, mi...