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  • Carta 623
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    Pero ya era demasiado tarde porque ya no habría vuelta atrás, todo había acabado para mí. Escuché su voz gritando mi nombre, su voz quebrada en pedazos, no sabía si era real, o solo imaginaciones mías, pero en ese momento, sabía que no la podía dejar sola en este mundo que, como un barco, se hunde, que no tiene salva...