Dulce Enemigo.
Una noche. Fue todo lo que él pidió y lo único que Sander podía ofrecerle. Una noche para que ambos pudieran saciar el deseo prohibido que sentían por el otro. Una noche en lo que lo único que pensaran fuera en el cuerpo ajeno y el placer que les invadía. Una noche para olvidar todos los años de rivalidad entre sus fa...