Nací para amarte
Habían pasado ya casi dos años. Recordaba; la fecha, el día, la hora, el lugar y momento exacto en el que sus ojos se clavaron en ella. Desde aquella noche, desde aquel mismo momento en el que sus miradas se cruzaron, Abel fue incapaz de conciliar el sueño. Cuando no eran las pesadillas, eran los ojos de aquella miste...