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Cayó un trueno y me dijo, ese día nublado, en el que los niños afortunados no saldrían a jugar por orden de sus padres, que morir era mi arma más letal. Que no lo decía para que use mi muerte como un arma letal, sino que la entienda como mi mayor oportunidad para crecer. Y fue al siguiente día nublado cuando ella muri...