Captive
Seguía consciente, el dolor era tan desgarrador que no podía gesticular ni una palabra. Empecé a llorar con desespero al saber que no podía ayudarlo, y solté un chillido de dolor cuando mis heridas comenzaron a palpitar. Sin embargo, pese a todo mi sufrimiento, ellos nunca se detuvieron... A Thiago ya no lo golpeaban...