Rechazada
Antes de que junte su boca con la mía, le tapo la boca con agua. - Tranquilo muñeco, porque creo que vas muy rápido. Le quito el agua y le alejo de mí. Él me sigue mirando molesto. - ¿Cómo que rápido? Tú eres MÍA y nadie me va a impedir besarte. - Pues lamento decirte que no soy de nadie y hasta que no comprendas eso...