Aquí los árboles no cantan.
En el fondo del bosque un crujir inigualable, lento y extravagante acompañado de pequeños murmullos de dolor se aproximaba, de las tinieblas del bosque una silueta de más de dos metros se alzaba imponente cerca, muy cerca, de donde las risas nacían de las gargantas de los dos curiosos que se aventuraban al bosque. D...