A sus veinte años era un delincuente. Robar implicaba riesgos, pero también recompensas, pero algunos trabajos eran más difíciles que otros y eso lo supo cuando las cosas se escaparon de sus manos y la única persona que le tendió una mano fue uno de los hombres que debía evitar.
"Hacía semanas que venía persiguiéndolo... Le dejaba notitas, le regalaba caramelos. Se lo susurraba cuando pasaba a su lado. Y ahora lo tenía ahí, para decírselo y demostrárselo..."
Estar destinado a gobernar una nación no significaba que tuviera la libertad de gobernar el corazón de quien deseara, después de todo sería el próximo rey y un rey, no puede permitirse cumplir sus caprichos personales, especialmente si estos involucran sus sentimientos. ¿Un tratado de paz o el corazón de quién ama? ¿...