¡No soy una barbie!
- todo es tu culpa- me recrimina él señalándome con un dedo. - ¿mi culpa? tú comenzaste - ¡claro que no! - hace como si va a seguir caminando, pero otra vez se voltea y se acerca a mí, invadiendo mi burbuja personal - eres una engreída, mimada, creída... Eso ya lo he escuchado muchas veces. Más de lo que se imaginan...