Hazte responsable de mis fantasías
Jiang Cheng no necesitaba a nadie más que a sí mismo. El gran Sandu Shengshou rompería, personalmente, las piernas de quien se atreviese a insinuar que muy en su interior, había lago que anhelaba. Algo que dejó atrás, al igual que aquellos innumerables frascos de fantasías que yacían rotos e irreparables en su interio...