Kafka y la muñeca viajera.
Franz Kafka encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Para calmar a la pequeña, le contó una peculiar historia: la muñeca no se había perdido, andaba de viaje, y él, convertido en cartero de muñecas, tenía una carta que le llevaría el día siguiente al parque. Aquella noche Franz escribió la p...