Algo más que un compañero capullo
Me levanté y vi a ese horroroso espécimen - por no llamarlo hombre - a los pies de mi cama, mirándome con esa sonrisa torcida tan odiosa. Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Qué pasa ahora? Él tenía una mano metida en el bolso y con la otra sujetaba un papel, que extendía orgulloso hacia mí para que pudiera leerl...